21 de septiembre del 2012. Sala Siroco. Madrid
Abrieron la noche un sexteto de chavales de Pamplona, Wilhelm and the Dancing Animals, que ofrecieron un directo con un sonido indie muy normalito, animoso y optimista de esencia pueril que, no obstante, aún no saben parcelar puesto que transmiten un derroche de energía excesivo que les termina por abrumar incluso a ellos mismos: durante su actuación, por la mitad de su repertorio, el bajista de la banda, Josh, sufrió un golpe de calor y cayó fulminado al suelo. Recuperó rápidamente la consciencia, se sacudió la confusión de encima, se quitó los pantalones para que su cuerpo pudiera respirar mejor y siguió hasta al final, aunque evidentemente su cara delataba que no lo estaba pasando bien. Trataron de defender su único larga duración hasta el momento, The war of the species (Origami, 2012), pero fueron muy irregulares y se pasaron de metraje. El público, impaciente, ejercía presión gritando el nombre de Austin TV.
Mientras unos se iban y otros acomodaban sus instrumentos, ocurrió algo jocoso. El DJ en turno de la Sala Siroco dejó programado un playlist y se retiró. A las pocas canciones, los asistentes al concierto nos miramos unos a otros extrañados porque había saltado un tema de Britney Spears (aunque no puedo asegurarlo, me parece que era Oops!… I Did It Again). Sin duda, aquel era un lugar donde resultaba cuanto menos peculiar oír una canción así, siendo como es un club de ala alternativa de obligada referencia en la capital. Lo siguiente fue que el DJ se acercó corriendo a su tocadiscos, casi disculpándose, y quitó la canción, al tiempo que otro trabajador del Siroco le echaba la bronca a viva voz en cuello, diciéndole, y cito tal cual: “¡Cómo vuelva a oír otra vez esa canción te mato, tronco!”.
Risas tontas fuera, los mexicanos Austin TV se subieron al escenario ataviados con sus disfraces que renuevan en cada gira. Esta vez dos iban de verde, como si fueran una especie de planta, y tres de blanco con máscaras que pueden recordar a las de los luchadores de su país.
Aunque vienen girando por España a razón de su último trabajo, el doble Los caballeros del albedrío (Terrícolas Imbéciles/Origami Records, 2011), el quinteto mexicano no enfocó toda su atención en él y combinaron de manera armónica melodías de toda su carrera que ha cumplido este año una década.
Hacer un listado detallado de los temas que interpreta una banda instrumental como Austin TV no tiene mucho sentido. Pero para resaltar la homogeneidad con la que trataron su repertorio sí puntualizaré que se acordaron de «Satélite», un tema de su primer trabajo, el EP de nombre homónimo (2002), en el que suena un sampler extraído de la película Fando y Lis (Alejandro Jodorowsky, 1968); de su primer LP, La última noche del mundo (Grabaxiones Alicia, 2003), recuperaron la emocionante «Olvidé decir adiós»; del muy evocador y paisajístico Fontana Bella (Terrícolas Imbéciles, 2007) hicieron lo propio con «Marduk»; entre otras.
Los mexicanos emocionaron no sólo por sus arrojadas interpretaciones sino por su calidez en el escenario y por la manera tan sincera en que se expresan. Se disfrazan físicamente pero emocionalmente son transparentes, sin giros raros, ni segundas vueltas, por muy caricaturesco que resulte su puesta en escena. Se disfrazan porque su lema es “Tu cara no importa, importas tú” pero también porque sus pretensiones artísticas hacen que todo gire en torno a un concepto específico. Por ejemplo, Los caballeros del albedrío fue compuesto y grabado bajo un método matemático concreto en el que cada letra de las palabras que dan título a sus canciones lleva un valor numérico que les sirvió de pauta rítmica. Para titular sus composiciones se inspiran en películas y también para diseñar sus vestuarios.
Casi al final de su presentación, pidieron a los técnicos de la sala que dejasen el escenario a oscuras y que nos concentráramos. Entonces encendieron unos leds que estaban incrustados en sus máscaras y tocaron así el tema y single que da nombre a su último trabajo. Aquella moderna invocación mística se convirtió luego en sano desmadre cuando decidieron subir al escenario a algunos espontáneos que se animaron a colgarse guitarras y/o darle a la batería.
No hubo encore pero igual no hizo faltan porque fue un directo compacto y preciso. Austin TV triunfó en Madrid.
Fotos: Juan Rodríguez-Bobito Abascal
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