Fundado en 1996, ganadores del Premio Nacional de Música 2013, el Trío Arbós, compuesto actualmente por Juan Carlos Garvayo (piano), Cecilia Bercovich (violín) y José Miguel Gómez (cello), se ha caracterizado por su repertorio contemporáneo con predilección por los compositores españoles: Luis de Pablo, Mauricio Sotelo, Jesús Villa-Rojo, Gabriel Erkoreka, entre otros, han sido llevados al estudio de grabación y salas de conciertos por el trío.
Su última aventura discográfica es Evocación del viejo Madrid (2015), editado por IBS Classical, sello donde ya el año pasado publicaron Sonata concertata a quattro. Spanish Piano Quartets con Miguel Borrego todavía al violín y con la participación de Rocío Gómez en la viola.
Evocación del viejo Madrid es un verdadero y necesario descubrimiento para el melómano. Una de esas queridas joyas que alberga nuestra fonoteca. Un álbum que alberga un soplo de un Madrid que habría que traer de vuelta.
En este álbum se recuperan tres obras de tres compositores españoles, Evaristo Fernández Blanco (1902-1993), Ángel Martín Pompey (1902-2001) y Gerardo Gombau (1906-1971), vinculados a la equivalencia de la Generación del 27 en música o también llamada Generación de la República, quienes veneraban a Manuel de Falla, y que tendrían como indiscutible maestro la figura de Conrado del Campo, mentor de los principales compositores del Grupo de Madrid: Salvador Bacarisse, Fernando Remacha, Julián Bautista y los tres aquí rescatados.
Son tres nombres que desgraciadamente han caído en el olvido debido a que la Guerra Civil y el franquismo malogró sus carreras, quedando en un segundo plano, considerablemente ignorados en el circuito musical.
El Trío en Do Mayor (1927) de Fernández Blanco, nacido en Astorga, se estrenó nada menos que después de la friolera suma de 42 años de su composición, el 7 de julio de 1969 en el Palacio de la Magdalena en Santander. Se trata sencillamente de una pieza brutal, tan fugaz como intensa, que no da tregua al oyente, acelerando las palpitaciones de nuestro corazón.
Evaristo Fernández Blanco.
Manolas y Chisperos (Evocación del Viejo Madrid) (1953) de Martín Pompey, nacido en Montejo de la Sierra y maestro de música en el colegio del Pilar desde que finalizó la guerra hasta el resto de su vida, es una pieza dividida en cinco movimientos, de un carácter mucho más formal que la anterior, que incluso puede llegar a recordar a Brahms por momentos, pero sin embargo esencialmente su aroma es inconfundiblemente castizo ya desde el título.
El Trío en Fa# (1954) de Gombau, nacido en Salamanca, quien de los tres aquí reunidos seguramente haya sido el que gozó de una mayor proyección en vida, es una obra intensa, con un «Andante» de gran dramatismo y arrebato, en donde el compositor parece estar cuestionando, como en una lucha interna, el estilo costumbrista que había cultivado. La pieza terminaría ganando el Premio Samuel Ros de Música de Cámara.
No quisimos perder la ocasión de profundizar en esta del todo recomendable publicación y entender mejor las intenciones de los intérpretes implicados, por ello nos acercamos a Juan Carlos Garvayo, pianista del Trío Arbós, para que respondiera algunas preguntas.
¿Cuál es el origen del proyecto y cuál fue el criterio para escoger estos tres compositores y estas tres obras?
Ya desde nuestros comienzos hace ya 20 años, tuvimos siempre muy claro, casi como un imperativo fundacional, la necesidad de rescatar y dar voz al inmenso patrimonio musical español en muchos casos maltratado por la historia. Para ello hemos rastreado bibliotecas y particulares en busca de manuscritos, hemos editado la música, la hemos tocado y la hemos grabado. Sólo así podemos conocer a través de la escucha real, músicas que en el mejor de los casos solo aparecían descritas en algún libro pero que nadie había realmente escuchado en versiones modernas. Dentro de esta política del trío tienen un lugar especial los compositores que tuvieron la desgracia de disfrutar de su momento de madurez en la época de la Guerra Civil. Sus carreras y su gran potencial creativo se vieron trágicamente truncadas por el conflicto y por la posterior represión. Su legado ha quedado aplastado por la historia y por una especie curiosa desidia que infecta el reconocimiento de nuestros propios logros como país. Gombau, Martín Pompey y Fernández Blanco son tres ejemplos paradigmáticos de esta situación. Tres grandísimos compositores coetáneos cuya obra permanece casi íntegramente en la oscuridad. Afortunadamente los tres escribieron fabulosas obras para trío. Después de realizar nuestra propia edición de las partituras manuscritas, el hecho de agruparlas en un disco era ya casi un deber que necesitábamos cumplir.
¿Cuál es la pieza que demanda mayor dificultad técnica?
Sin duda, el trío de Martín Pompey. El tratamiento que da sobre todo a la cuerda dentro del ámbito de la música de cámara es de un virtuosismo poco común en otras obras de su entorno. Quizás sea también una de las razones por las cuales esta obra ha permanecido oculta tanto tiempo.
Aunque el Trío en Do Mayor de Fernández Blanco es la pieza más antigua de las tres aquí reunidas, es la que a mí como oyente me parece la más moderna y arriesgada (aunque el trío de Gombau no se queda atrás; ese “Andante”…) ; ¿compartes esta apreciación?, ¿qué explicación técnica-teórica podrías darme al respecto?
Probablemente… aunque la verdad es que tanto la novedad como el riesgo no son para nosotros criterios que tengan ningún valor especial en el arte… Ante todo buscamos tocar obras verdaderas y auténticas, y creemos que estas lo son. Fernández Blanco fue el único de los tres que estudió y residió en el extranjero. Fue a Berlín buscando a Arnold Schönberg pero como éste había vuelto a Viena, se quedó un corto periodo (el dinero no daba para más) estudiando con Franz Schreker. Su Trío en Do Mayor llama poderosamente la atención cada vez que lo estrenamos en público; posee una fuerza motórica, una energía y una chispa que no dejan a nadie indiferente. Hay en esta obra una extraña mezcla de música popular emparentada con el jazz y de músicas de las vanguardias francesas y rusas.
Ángel Martín Pompey.
¿Musicalmente, cuáles serían las características esenciales que conectan estos tres compositores y estas tres obras?
Desde un punto de vista histórico, los tres nacieron al comienzo del siglo XX, vivieron y desarrollaron su carrera en Madrid, e incluso tuvieron el mismo maestro de composición, D. Conrado del Campo. Desde un punto de vista estético, a pesar de sus marcadas individualidades, tenemos la sensación de que todos ellos comparten un verdadero deseo de renovar y repensar la música española tomando como modelo el camino abierto por la venerada figura de Manuel de Falla.
Todos buscan realizar una música netamente española que participe a la vez de las efervescentes corrientes estéticas internacionales. Una música depurada, estructurada con un oficio y un conocimiento fuera de lo común, de inspiración notable, respetuosa con el noble pasado musical hispano a la vez que moderna y brillante. Pensemos en los logros creativos de la generación literaria del 27 y nos haremos una idea de las características de esta generación musical. Lamentablemente, la música necesita una infraestructura compleja para ser escuchada y apreciada y esto no se pudo ni se quiso hacer en España. Parece que después de Manuel de Falla nada sucedió hasta las primeras vanguardias de los años 60. Mi sensación es que además de los motivos puramente políticos, hubo muchos interesados en que esto fuera así. Es inconcebible, por ejemplo, que el 90% de la obra de un compositor como Salvador Bacarisse, por ejemplo, permanezca inédita y sin grabar.
Ángel Martín Pompey es, de los tres aquí reunidos, el que tuvo una vida más longeva, falleciendo el 11 de septiembre de 2001 con casi 99 años de edad. Y a pesar de la proximidad, apenas le conocemos, ¿qué pasa en España que apenas hacemos caso a los nuestros?
El caso de Martín Pompey es increíble. Su inmenso legado musical se conserva en la Fundación Juan March y sin embargo se pueden contar con los dedos de las dos manos las obras estrenadas y grabadas en vida. Este trío, por ejemplo, nunca se había tocado antes. En 1999, dos años antes de su muerte, se le otorgó el Premio Nacional de Música como una especie de reparación a tantos años de indiferencia hacia su obra; sin embargo, su obra permanece desconocida para el público filarmónico. Las razones históricas del desprecio de los españoles hacia su propio legado son complejas y difíciles de desarrollar aquí, pero el desdén por la cultura en España es un hecho histórico (no solo el maldito 21%) y está muy ligado a la ignorancia. No voy a cansar a nadie con un retahíla sobre las barreras y problemas que encontramos para sacar adelante proyectos como este, pero son un hecho y las intentamos franquear aguerridamente a diario.
¿Qué aspectos podemos echar de menos de aquel “viejo Madrid”?, ¿qué queda de aquello?
Me temo que de esa época de gloria y bullicio cultural sólo queda la leyenda. Los lugares míticos donde se fraguaban aquellas batallas desaparecen sin más (recordemos el reciente caso del Café Comercial), o se convierten en un restaurante de comida rápida o una franquicia de ropa. La Guerra Civil y la dictadura truncaron nuestro capital humano, nuestra descomunal capacidad creativa. Una brecha así no se puede reparar fácilmente. Menos aún cuando no hay la más mínima voluntad de ello ¿Qué podemos esperar de una ciudad que vende su epicentro geográfico a una compañía de telefonía móvil? ¿Qué respeto puede tener una ciudad así hacia los habitantes que soñaron y plasmaron nuestra alma a través de la música, de la literatura o de la pintura?
¿Qué te evoca el Madrid actual? Y si tuvierais que publicar un disco que se llamase Evocación del Madrid de hoy, ¿qué compositores elegiríais?
Gerardo Gombau.
El Madrid actual… me temo que las evocaciones inmediatas no son muy positivas. No creo que sea precisamente una era culturalmente interesante. Existe cierta dispersión, cierto cosmopolitismo impostado y falso, una desidia considerable… Madrid necesita un revulsivo cultural; necesita despabilarse y encontrar su voz (su alma) perdida hace ya tiempo. En cualquier caso, si tuviéramos que elegir a los compositores del Madrid de hoy, necesitaríamos una antología más que un sólo CD, ya que prácticamente todos han escrito para nosotros.
Supongo que queda mucho por rescatar y por difundir, ¿cuáles son vuestros próximos proyectos discográficos?
En estos momentos estamos precisamente trabajando un nuevo CD con tres obras concertantes de Salvador Bacarisse. Se trata de un concierto inédito para chelo y orquesta, otro para violín y orquesta, y otro para piano y orquesta. Bacarisse fue un compositor crucial de la Generación de la República que tuvo que exiliarse en Francia por sus funciones en el gobierno de entonces y su pertenencia al Partido Comunista. En aproximadamente un mes, estaremos grabando con la Orquesta de Extremadura y el director José Luis Estellés. Nosotros mismos hemos editado los manuscritos. Fue emocionante recibir el agradecido testimonio hace unos días de Salvador Bacarisse, hijo, que con sus 92 años llegó a conocer y a tratar a nuestro mentor, Enrique Fernández Arbós.
¿Por dónde os estaréis presentando?
Tenemos una temporada cargada de proyectos interesantes. Además de numerosos conciertos, en breve emprenderemos una gira por México y poco después estrenaremos con la orquesta de RTVE un triple concierto con orquesta del compositor puertorriqueño afincado en los EE.UU. Roberto Sierra.
Foto del Trío Arbós: Michal Novak.
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