Lo más importante en el judaísmo no es Dios o, si quieren, el concepto de Dios. Lo más importante en el judaísmo es la mujer. Porque sin mujeres judías no hay judaísmo, así de sencillo. Tradicionalmente eres judío si tu madre lo es. Punto. Y no hablo estrictamente de la religión judía sino del linaje judío, alguna de las muchas líneas que se remontan a la etnia hebrea e israelita del levante mediterráneo y sus respectivas diásporas. Y aunque la religión judía y el pueblo judío son dos cosas distintas, están tan íntima y esencialmente relacionados que resulta complicado establecer las diferencias y razonar dónde empieza y acaba uno y otro. De ahí que haya en el mundo una “cuestión judía”, debido a la particularidad de este ancestral grupo humano. Tenemos que entender que los judíos de hoy son descendientes de esos hebreos que escaparon de Egipto de la mano de Moisés cuando Egipto era politeísta, miles de años antes de ser musulmana. Sin embargo, los hebreos, más tarde los israelitas y desde hace unos siglos a la fecha generalizados como judíos, siguen creyendo en el mismo Dios de Abraham en el que creían entonces. Son el pueblo más antiguo que prevalece. Sólo una sociedad, un pueblo, una cultura, que tiene entre sus más grandes prioridades la matriz materna y su divinidad interna tiene una oportunidad para poder darle continuidad a sus tradiciones y a su ser identitario cultural.
Si sólo tu padre es judío pues ya hay división de opiniones. El judaísmo reformista dice que sí pero el ortodoxo dice que no. También por supuesto hay conversiones al judaísmo pero no es tan fácil hacerlo y ser aceptado por los demás que sí lo son. Para empezar, hay que por lo menos chapurrear el hebreo y todo varón debe de estar circuncidado. Por supuesto tendrás que haber leído el Tanaj y se ganan puntos si ya le has dado un mordisco al Talmud. Tendrás que practicar unos hábitos y unas costumbres y respetar las leyes hebreas y los preceptos que son algunos cuantos. Tendrás que entrevistarte más de una vez con un rabino, te va a pedir que indagues en tu rama familiar a ver si puedes pescar alguno que se pueda vincular a la tierra de las Doce Tribus de Jacob, y te ha de dar el visto bueno, pero fácil no te la va a poner. Tienes que tener alguna buena motivación y/o razón para querer practicar el judaísmo y formar parte de ellos/as. A diferencia de otras religiones, el judaísmo no hace proselitismo, no quiere “captar” a otros para hacerles judíos. No tendría sentido que cualquiera pudiese formar parte del pueblo de Dios a menos de que fuera una religión-estafa, pero como no hacen proselitismo para captar a nadie si no que al revés, lo complican para blindarse, pues no se trata de una estafa sino de la mentalidad de una cultura al parecer invencible. Un pueblo que ha naufragado mucho a lo largo de estos milenios. La historia es larga y no es plan ahora de extenderme demasiado. Los judíos, que constituyen una minoría en el mundo -son el 0,2 % de la población mundial-, han visto a todos los imperios de la historia colapsar, pero ellos se mantienen.
Dicho esto, reitero la importancia que se la da a la mujer en el judaísmo como religión y por extensión inevitable como pueblo. Es literalmente su bien más preciado. Quizá mucha gente que esté desconectado de estas ideas y sensibilidades no comprenda el dolor de los israelitas y de los judíos del mundo ante la gravedad de lo ocurrido en el atentado terrorista del 7 de octubre en el sur del país, en que Hamas violó, masacró, asesinó y secuestró a en torno 1500 civiles. A ello se le sumó el lanzamiento de más de 2 mil cohetes a Israel que fueron en su mayoría interceptados por la Cúpula de Hierro, el efectivo sistema autodefensivo que libró una batalla al nivel de la ficción cinematográfica.
Algún día se verá y sabrá todo lo que pasó ese día y el mundo se avergonzará de haberle dado la espalda una vez más al pueblo judío. Alrededor de unas 300 mujeres fueron violadas y asesinadas de las maneras más salvajes y bárbaras por lo que se entiende de los testimonios y de las imágenes públicas. Sin hablar de las que secuestraron y aún siguen captivas, a saber lo que puedan estar pasando. Es por esto que cuando una mujer judía es asesinada y violentada de esa manera, es doblemente gravoso para un pueblo que preserva su identidad a través de la madre, a través de las mujeres. Cuando asesinan a una mujer judía, no sólo muere una mujer sino todos los judíos que su descendencia pudo haber proyectado. E insisto: los judíos son una minoría en el mundo.
Si la totalidad de las víctimas hubiesen sido sólo varones adultos, sería igual de lamentable lo que ocurrió, pero, ¿cómo decirlo?, los hombres, en general, somos otra cosa, tenemos otra consideración en este planeta, servimos para otras cosas: en el mejor de los casos somos genios, proveedores y constructivos; en la mayoría sólo carne de cañón y mano de obra barata (yo me encuentro en este último grupo); y en el peor de los casos, parásitos, maliciosos y destructivos.
Los judíos dedujeron hace miles de años que su bien más preciado son las mujeres. Quienes no han llegado aún a esa determinación son las así llamadas feministas alrededor del mundo. Y es que le dieron firmemente la espalda a las víctimas israelíes y, con la actitud mostrada, dieron a entender que incluso piensan que se lo merecían: han llamado a los violadores “la resistencia” y “freedom fighters”, y a las violadas las han llamado “opresoras” y “genocidas”.
A propósito: propaganda falsa y vil esto del genocidio porque cualquiera que sepa teclear en un ordenador podrá encontrar no pocos datos demográficos que demuestran claramente que la población de Palestina no ha hecho más que crecer y crecer en las últimas décadas; no se habla en cambio del, este sí, expulsión y exterminio de las comunidades judías en los países árabes/musulmanes, quienes eran algo más de un millón de personas distribuidas en 17 países antes de los años 50 del siglo pasado, quedando ahora una estimación de menos de 27 mil. Es decir, que actualmente judíos en países árabes/musulmanes quedan menos del 30% que los que había entonces y en algunos de estos países no queda ni uno solo, cero patatero. Pero parece que esta flagrante disminución de un grupo de personas a causa de su etnia y religión, a nadie le causa ningún disgusto, nadie protesta por esto, no se levanta un odio mundial hacia los musulmanes por haber cometido un probado y documentado éxodo y genocidio al pueblo judío. Cuánta hipocresía. En cambio, el Estado de Israel -donde, por cierto, conviven judíos, cristianos, musulmanes, ateos y comunidad LGTBI+, algo que no se puede decir de los países árabes/musulmanes- es quien recibe esta injusta acusación cuando los palestinos no han parado de reproducirse.
Desde el auge del feminismo no había habido tanto silencio como desde el 7 de octubre a la fecha. Las feministas, la izquierda y la comunidad LGTBI+ internacional se han alienado con los valores de la yihad islámica. El brazo feminista de la ONU, es decir, U.N. Women, por decir una organización internacional que supuestamente tendría que mirar por todas las mujeres independientemente de su nacionalidad, religión u cualquier otra característica, ha tardado la friolera de 57 días en condenar, breve y tibiamente, los ataques a las mujeres israelíes a través de un comunicado en sus redes, y eso tras recibir por distintos canales varias protestas de muchas mujeres israelíes, judías, solidarizadas y librepensadoras que no están alienadas con los valores del terrorismo islámico como así lo ha demostrado rotundamente el feminismo. Por lo que también se puede decir alto y claro: el feminismo discrimina entre unas mujeres y otras. #Yosítecreohermana**A menos de que seas israelí o judía.
No me cabe duda de que la izquierda, la comunidad LGTBI+ y especialmente el feminismo, se han dado un tiro en el pie. Esta incongruencia no se olvidará, especialmente no lo olvidarán las judías y los judíos del mundo, que han visto cómo, aunque han sido atacados, millones de personas en todo el orbe han sacado a relucir y llevar muy a gala su inmenso odio hacia Israel y los judíos. De mí se acuerdan: El 7 de octubre del 2023 será una de las mayores cagadas históricas de estos colectivos supuestamente integradores pero que claramente han reaccionado sobre unas líneas programáticas ideológicas.
Es igual de decepcionante que, a juzgar por lo que uno ve en las redes y en el periodismo, el mundo árabe-musulmán, en vez de desmarcarse e incluso posicionarse rotundamente en contra de estos actos claramente terroristas, se proclame identificándose con ellos, alimentando la falsa narrativa de que son una resistencia indígena. Ellos por un lado pero por otro la única ayuda política que reciben del resto de países musulmanes, sus supuestos hermanos, no es mucha otra que Irán proveyendo armas y todo tipo de material de guerra. Con el tiempo Gaza se ha ido convertido en una base militar iraní. Y es relevante apuntar la actitud que han tomado los musulmanes porque en torno a 25 millones de ellos viven repartidos por Europa y unos 4 millones en Estados Unidos. Y si ya de por sí es una comunidad muy poco propensa a integrarse y si además generan índices de criminalidad considerables, pues algo me huele a que en los próximos años se abrirán políticas en Europa y EUA que disuelvan y dispersen a los revoltosos y deporten a los irregulares y potencialmente peligrosos. Uno quisiera poder defender a todo el mundo pero hay posturas y actitudes que lo hacen imposible. La victoria de Geert Wilders en los Países Bajos parece presagiar la tendencia. Polonia, por su parte, se jacta de no recibir ni un solo inmigrante musulmán. El Gobierno de España, al contrario, manda besitos a Hamas que son correspondidos. A ver en qué termina todo esto…
Dentro de lo malo, por lo menos ahora las mujeres judías del mundo, y todas aquellas que se han solidarizado en el abandono, y todas aquellas librepensadoras que no terminan de encontrar representación política de un lado ni de otro, saben que los organismos internacionales las respaldarían dependiendo según la situación, de dónde seas, dónde vives, qué gobierno tiene tu país y cuáles son sus aliados. Y eso, entiendo yo, creará una unión aparte para ellas y harán bien. Esto ha demostrado, tristemente, que los judíos no deben de confiar en nadie y extenderán aún más sus redes internas y crearán organizaciones globales más fuertes que sí les den auxilio, protección y representación internacional en caso de requerirlo.
Mucho es lo que tenemos que aprender los demás del pueblo más ancestral que nos queda. ¡Larga vida a las mujeres judías para que el judaísmo viva siempre! Y a las feministas: vergüenza es lo que deberíais de sentir, hipócritas.
Y como dijo Golda Meir, quien fuera primer ministra de Israel entre 1969 y 1974 (curioso que en España, actual país del feminismo mundial, no haya gobernado nunca una mujer y, en cambio, sí en Genocilandia):
“La paz vendrá cuando los árabes amen más a sus hijos que lo que odian a Israel”.
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