Carlos Maciá y Pol González Novell en L21-Madrid

"15 Litros", un bloque de espuma de poliuretano , y "Le quatrième mur", evocación de un film imaginado pero no consumado, son las obras que aloja la galería hasta el 26 de julio.

Aprovechando que la ventana de la galería L21 (ubicada en el número uno de la calle Doctor Fourquet en Madrid) había sido abierta por Rodríguez-Méndez durante la exposición anterior (realizó una serie de cinco esculturas/acciones), Carlos Maciá (Lugo, 1977) decide mantener la iniciativa y responde con una obra que, como la de Rodríguez-Méndez, se va transformando a lo largo del periodo expositivo debido a que se encuentra a la intemperie y sin ninguna medida de seguridad que la proteja. Por tanto, son los propios paseantes de la calle y las condiciones climáticas los factores que van modificando de una forma u otra el aspecto de la obra, que en el caso de 15 Litros, como así se llama la propuesta de Maciá, consiste en un bloque de espuma de poliuretano con el que el artista ha rellenado el hueco de la ventana por completo, incluso desbordando sus márgenes, saliéndose levemente del espacio privado de la galería.

En principio, la espuma presentaba un aspecto como de una especie de lava negra o chapapote, pero al pasar los días, mientras la gente ha ido interviniendo consciente pero sobre todo inconscientemente en la obra, se ha ido descubriendo que su interior es rosa chicle, apariencia que llama la atención de los caminantes, especialmente la de los niños. 15 Litros es una obra de carácter abierto en la que el azar y la acción de agentes terceros determinan su fisionomía, cada día cambiante, por lo que se trata de una obra que encuentra su peso de valía más en el concepto (la idea) que en la ejecución de la pieza como tal. Quien se acerque por ahí y se fije en la obra, encontrará difícil resistirse a tocarla, sumergir los dedos en la espuma, arrancar un trozo o rajarla… ¡de eso se trata!

"15 Litros" de Carlos Macià. Exterior de la Galería L21-Madrid.

«15 Litros» de Carlos Macià. Exterior de la Galería L21-Madrid.

Dentro de la galería se proyecta la única obra en exhibición, Le quatrième mur, un mediometraje de 21 minutos dirigido por Pol González Novell (Barcelona, 1982), ganador del Premio Miquel Casablancas 2013. Se trata de una evocación poética con grandes dosis de elipsis sobre una supuesta película que no llegó a rodarse de un supuesto cineasta francés llamado Olivier Giroud, quien probablemente es una invención del propio González Novell (una búsqueda en la web no revela afirmaciones concluyentes y de hecho sí existe alguien con este nombre pero se trata de un jugador francés de fútbol que milita en el Arsenal).

De los altavoces surge la sugerente y melancólica voz de quien presuponemos es el tal Giroud mientras que en la pared se van proyectando una serie de hermosas imágenes más o menos estáticas, hipnóticas, paisajísticas, amplias, que transmiten quietud y misterio, reforzadas técnicamente por un magistral manejo de la luz y la fotografía. Algunas imágenes muestran las posibles localizaciones donde pudo haberse filmado la película, otras aluden a la trama y mística que habitaba en el arrebato creador del ¿imaginario? director de cine (en cualquier caso es Pol González -o al menos una buena parte de él- quien habla a través de esta meta-ficción). Narración, filosofía e imágenes van sugiriendo un relato, un sentido, pero a medias y oculto. No sabemos muy bien qué ocurre pero lo suponemos, lo vamos trazando en nuestra mente; por tanto el resultado tendrá que ser distinto para cada espectador. En sí, todo el film “imaginado pero no consumado” es como un negativo sin revelar ya que sólo existe en la mente del supuesto cineasta, y ahora en la de cada asistente atento de Le quatrième mur.

Aspecto de la proyección de "Le quatrième mur" en L21-Madrid.

Aspecto de la proyección de «Le quatrième mur» en L21-Madrid.

La película no realizada por Giroud se basa en la premisa de que “un hombre ha sido acusado de la muerte de una joven. El hombre afirma no conocer a la víctima y niega cualquier relación con su muerte. Entre las pertenencias del acusado se ha encontrado una foto de la joven tumbada sobre las rocas”. La evocación de esa chica apenas aparece escasos segundos, el proyector plasma la imagen de una mujer rubia, solar, poseedora de un halo como si de un espejismo se tratase, una fantasía, algo inalcanzable. “Quién es ella, qué le ha ocurrido”, lanza retóricamente el tal Giroud, y aclara enseguida: “Las respuestas a estas preguntas deberían ser la película”.

La cuarta pared es una reflexión sobre el cine, las películas perdidas, el «fracaso poético» y la imagen. El autor (González Novell/Giroud) da más valor al impulso de encontrar una imagen que a la imagen en sí. Es también una elucubración en torno a la creación, la lucha interna del creador y al enamoramiento a las propias ideas: “A medida que la película toma forma, cada vez es más doloroso desprenderse de ella, se hace más difícil aceptar que al rodarla se convierta en otra cosa, que no me pertenece más”. Esta obra activa en nosotros un ejercicio nostálgico: recordamos nuestras propias “películas ensoñadas”.

Le quatrième mur es un precioso y exquisito trabajo cinematográfico que transmite un cautivador y embelesador silencio: “Toda la película [tanto la no realizada como la realizada] está cargada de esa intimidad, la intimidad que tenemos con la muerte, con nuestra propia muerte”.

Estará en proyección hasta el 26 de julio del 2014.

El film se puede visionar completo aquí:

 

Artículo publicado originalmente en Fac magazine.

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