Didáctico y mordaz, Inside job nos orienta entre los farragosos andamios del sistema financiero para hallar las causas que llevaron al quiebre a Lehman Brothers, Merrill Lynch y AIG en septiembre de 2008. Una crisis que ha provocado daños globales sin precedentes. Hasta el momento ningún responsable ha ido a la cárcel por este gigantesco fraude que implicó la pérdida del empleo, hogar e ilusiones de millones de personas. Los costes han alcanzado los 20 billones de dólares cuya consecuencia directa es la angustia laboral y personal para quienes no tuvieron ninguna responsabilidad en este desplome. El objetivo de Inside Job es analizar y denunciar el papel determinante de las agencias de calificación, los bancos, los políticos y los economistas académicos. Según Charles Ferguson “esta crisis no fue un accidente. La causó una industria fuera de control”.
La voz de Matt Damon nos conduce a través del inaccesible mundo de la alta finanza. Una lejanía tanto física (aviones privados, helicópteros, rascacielos, mucha cocaína y prostitución de lujo) como lingüística, se utilizan términos específicos que después de dos años y por sombríos motivos nos suenan familiares: subprime, prima de riesgo, agencias de rating, CDO, CDS, déficit, default, bonos de estado, bonos basuras, etc. Se trata de un documental esclarecedor, rodado al estilo del mejor periodismo de investigación con protagonistas de alto nivel de competencia y reconocido prestigio internacional (entre ellos: Eliot Spitzer, Dominique Strauss-Kahn, Christine Lagarde, George Soros, Nigel Roubini y Raghuram Rajan). Merece ser visto con atención porque se trata de una investigación que profundiza un sector, el financiero, que al parecer domina hoy nuestra existencia, directamente afectada por lo que ocurre en este mercado desconocido por la mayoría, pero compuesto por seres humanos no muy diversos de nosotros. Inside Job proporciona nombres y apellidos de muchos de los responsables de un tsunami previsto y evitable. La perniciosa alianza entre capital financiero, poder político y economistas de las más importantes universidades del país es desvelada con datos, argumentos y puntos de vista sólidos y alejados del sensacionalismo o la retórica. Entre los tantos méritos que encontramos en el trabajo de Ferguson, destaca especialmente la manera en que ha desmontado definitivamente el tópico de que este es un terreno vetado a los no profesionales. Se entienden muy bien los mecanismos y las alianzas que sostienen estas empresas financieras; asimismo, se nos muestra que para los que las dirigen la codicia es una virtud y el alejarse del mundo es una necesidad para no pensar en las consecuencias de decisiones tomadas únicamente en pos de un gran beneficio a corto plazo. Las grandes ganancias privadas, en este caso, implicaron pérdidas públicas. Algunos de los títulos tóxicos que los grandes bancos de inversión vendían, calificados con la triple A por las agencias de rating más prestigiosas del planeta, estos mismos bancos en comunicaciones internas los definían como crap (“mierda”) y sin embargo los vendían de igual manera, poniendo deliberadamente en riesgo los ahorros de millones de pequeños inversores.
Hacia el final de la película hay una frase muy indicativa sobre el escalofriante escenario que se nos ha ido perfilando: “¿Por qué un ingeniero financiero cobra de 4 a 100 veces más que un ingeniero de verdad? Un ingeniero de verdad construye puentes. Un ingeniero financiero construye sueños. Y cuando esos sueños se convierten en pesadillas, otros pagan por ello”. En este caso el gobierno norteamericano ha empleado 700,00 millones de dólares rescatando parte de las insolvencias, evitando así un desastre mayor. Dinero de los contribuyentes inocentes, obviamente. Inside Job hace de contrapunto a otros trabajos de ficción sobre el mismo tema: Margin Calls (J.C. Chandor, 2011) y Too big to Fail (Curtis Hanson, 2011). Mientras éstos dos últimos nos dejan con un efecto catártico porque reconocemos a los actores y nos dejamos llevar por la historia, quizá a veces olvidándonos que está basada en hechos reales, con Inside Job salimos del cine cabreados por el sufrimiento que provoca la codicia sin control y horrorizados porque las cosas no parecen haber cambiado de rumbo. Ni mucho menos.
El director, Charles Ferguson, después de obtener el doctorado en 1989 en el prestigioso M.I.T., funda una empresa informática que luego favorablemente vende a Microsoft en 1996. En 2005 empieza a dedicarse a los documentales con No End In Sight: The American Occupation of Iraq (premiado en Sundance en 2007). Analista político y periodista de investigación, consigue lo que pocas veces se ha visto: rigor conceptual e intenso ritmo, ironía feroz y claridad didáctica. Manejando además el argot de los brokers, sin ser ni tedioso ni superficial. Una banda sonora muy acertada y una fotografía a la altura, contribuyen a desvelar la mala fe de los nuevos amos del planeta.
Artículo publicado originalmente en Fac magazine.
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