JERRY GONZÁLEZ & MIGUEL BLANCO BIG BAND. A tribute to the Fort Apache Band

Sabroso chute de jazz latino que hace parada en Nueva York, Cuba, Puerto Rico y España. Sofisticado a la vez que algo canalla....Read More

LVÚ-Jerry-González-&-Miguel-Blanco-Big-Band-A-Tribute-to-the-Fort-Apache-BandYa en el 2006 el trompetista y conguero neoyorquino de origen puertorriqueño Jerry González, figura señera de la escena del jazz latino, y el bajista y arreglista barcelonés Miguel Blanco, conocido por estar al frente de los proyectos La Calle Caliente y Afrodisian Orchestra, habían conjugado talentos para lanzar Music for Big Band (Youkali / Universal), relanzado después en el 2013.

Y una vez abierto el camino, imposible no seguir cultivando esta simbiosis. La continuación natural es A Tribute to the Fort Apache Band (Youkali, 2014), una muestra de admiración de Blanco hacia González al ser el primero el que tuvo la iniciativa de realizar una serie de arreglos, versiones re-escritas, de temas que habían compuesto o interpretado los Fort Apache Band, el grupo de batalla de Jerry González, con base en Nueva York y activos desde finales de los 70, con nueve discos en la vitrina (algunos de ellos referencias como Rumba para Monk del 88), y en donde militan también el hermano de Jerry, Andy González, además de Joe Ford, Larry Willis, Carter Jefferson y Steve Berrios.

Qué mejor excusa que juntarse de nuevo para reivindicar una de las formaciones más importantes del jazz latino que se conozcan. Así que, como ya hicieran en el 2006, tiraron de su libreta de teléfonos y convocaron a más de veinte músicos para que conformaran esta big band de auténtico lujo, ya que se han reunido algunos de los más grandes talentos cubanos afincados en España (Javier Massó “Caramelo” al piano, el saxofonista Ariel Brínguez, el percusionista Daniel Aldama…) y grandes figuras del jazz español (Javier Colina, Marc Miralta, Albert Sanz, Israel Sandoval, Luis Verde…). Con una ayuda de mis amigos, cantarían Los Beatles, ¡y qué amigos, qué barbaridad!

A Tribute to the Fort Apache Band es un sabroso chute de jazz latino que hace parada en Nueva York, Cuba, Puerto Rico y España. Son ocho temas de un espíritu muy libre y vivaz que se asientan en una base afro-cubana, desde donde coquetean con el bepop, el postbop y el straight-ahead jazz. La mitad de los temas (los primeros y los últimos) están llevados al límite, a un estado de frenesí; la otra mitad, que se encuentra en la parte central, es un tramo un tanto más uniforme pero que igualmente engancha como el resto.

En general, lo que diferencia estas versiones de las originales, es que presentan un acabado más pulido, renovado, y que han sido dotadas de más potencia y ritmos más intensos. En sí, han ido a más. La labor de Miguel Blanco es tal que hace a uno dudar que alguien pudiera hacer mejores arreglos que estos; todo está en su sitio y más allá.

A Tribute to the Fort Apache Band es uno de esos discos que ponen de buen humor, que se escuchan con una sonrisa, que irradian un groove de lo más cool, que levantan los ánimos.

“Agüeybaná”, tema firmado por Jerry González y lanzado originalmente en Yo Ya Me Curé (1979), uno de sus discos solistas, se refiere al cacique taíno más importante de los que vivían en la isla de Puerto Rico antes de la llegada de Juan Ponce de León al mando de los colonos castellanos del Caribe. Corona el tema la voz de Daniel Aldama.

“Eighty One”, de Obatalá (1988) y firmada por Ron Carter, es pura dinámica y juego por sus magistrales cambios de ritmo. “Earthdance”, del álbum de mismo nombre (1990), compuesta por el saxofonista Joe Ford, miembro de la Fort Apache Band, genera una sensación de ensueño, ligereza, fluidez, saber estar, como si nada pudiera salir mal.

Notoria participación la de Albert Sanz en “Let’s Call This” (tema que también destaca por sus delirantes congas y percusiones, así como por el fliscorno de Jerry), la hipnótico-fantástica “Ugly Beauty” (ambas firmas por Thelonious Monk, la primera también de Earthdance y la segunda de Rumba para Monk) y “Footprints” de Wayne Shorter, nunca antes llevada al disco por Jerry González, siendo una de las dos novedades que el dúo ofrece al melómano hambriento. A pesar de que en las primeras dos Sanz toca a la manera de Monk, su sonido es inconfundible. Oírle es una auténtica experiencia y definitivamente el valenciano se trata de uno de los pianistas más interesantes de la actualidad a nivel mundial. Por su parte, el bajo que registra Javier Colina en “Footprints” anuncia el sonido que el navarro luego vertería en Danza Guaná (2015, Nuba Records / Teknecultura / Karonte).

Los dos temas finales son composiciones de Miguel Blanco. “Rumba y Consecuencia” se publicó en Mozambique Soul (2002) de La Calle Caliente. Esta versión es con toda seguridad la que más se asemeja a la original. Da igual: es pura fiesta, nocturnidad, carnalidad; una orgía caribeña en pleno Madrid (el disco se grabó en los Infinity Estudios).

Finalmente, el último tema y la segunda novedad lleva por genial título “Sueños Vampíricos”, inédita. Posee elementos psicodélicos donde destaca la guitarra de Israel Sandoval que, al margen de los ritmos afrolatinos, no desentonaría en un disco como Isla Purgatorio del October Equus Quartet.

A Tribute to the Fort Apache Band es un disco sofisticado a la vez que algo canalla. Personalmente creo que supera al anterior firmado por este dúo. Es un álbum irresistible, sin desperdicio, del más alto nivel, lleno de gracia, encanto y evocación sensual. Es una medicina que nos hace olvidar esta realidad sosa y gris.

Pon este disco a la chica que te gusta, si le encanta es para ti, si lo ignora, si no termináis bailando, lo mejor será que os dejéis de ver, hazme caso. Discazo.

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