Primavera Sound, dando de qué hablar

El Festival PS produce un reality show, proyecta un film en el que se desvela el cartel de este año y decide cobrar 50 € a los medios de comunicación que quieran cubrir el evento.

La oferta festivalera en España es, desde hace unos años, un negocio cada vez más disparatado. Si este sistema de libre mercado en el que vivimos -una constante y feroz lucha basada en ofrecer más cantidad por menos dinero- permea todos los sustratos socioeconómicos habidos y por haber, los festivales de música no van a ser menos en esta loca espiral, por lo que cada año parece librarse una batalla para ver quién logra confeccionar el cartel más atractivo, compitiendo en el mismo campo grandes empresas a la par que, más bien, festivalitos humildes independientes.

Creerán que exagero pero este es un tema que viven muy intensamente los promotores de estos eventos, los medios de comunicación enfocados en la música, algunas de las bandas que se ven involucradas y los seguidores de estos grupos y/o festivales.

Ahora me viene a la mente –y con ello la situación actual me parece un poco más comprensible- aquel notable reportaje titulado “Festivales… ¿Guerra abierta?”, firmado por Pablo Gil y publicado en dos números de la revista Rockdelux (concretamente los números 263 y 264, durante el 2008), en el que se analizaba este fenómeno mediante conversaciones con los responsables de los más representativos festivales de música pop en España, entre ellos el anglófilo FIB, el pionero Sónar y el hoy mastodóntico Primavera Sound.

Precisamente es éste último un festival que está dando mucho de qué hablar, sorprendiendo a propios y extraños para bien y para mal, debido principalmente a tres hechos:

*Primero, por apostar por el formato reality show al lanzar el Primavera Sound Touring Party, en el que a lo largo de catorce capítulos una cámara sigue los pasos de varias bandas (entre ellas Los Planetas, Lee Ranaldo, Paus, Refree, Extraperlo…) por una gira de nueve ciudades españolas más tres ciudades europeas. Se puede visionar entero a través de la web de Rockdelux.

*Segundo, y principalmente, por la manera en sí tan innovadora y rompedora con la que han presentado la alineación de su cartel y por el contenido del cartel mismo. Me explico: Unas semanas antes de que acabara el mes de enero, el Primavera Sound, a modo de campaña de intriga, hizo virar por prensa y redes sociales un teaser de una película llamada Line-Up dirigida por un tal Alex Julià en el que sólo se veía un vinilo girando sin emitir música alguna. Un texto que acompañaba este enigmático vídeo, nos informaba de que el 28 de enero se llevaría a cabo la premiere de dicha película, en la que se revelaría el cartel del Primavera Sound de este año, film que se proyectaría al mismo tiempo en puntuales salas de Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla, Bilbao, y por todo el mundo a través de la web de la película. Se invitó a medios y público en general, previa acreditación concedida. Así fue que, invadido por una extrema curiosidad, asistí.

Nada más llegar al Círculo de Bellas Artes, sede en Madrid de esta proyección, me impresionó el fiestón que había montado el Primavera con la complicidad de uno de sus espónsores, la cerveza Heineken: barra libre antes de la proyección. Ya se podrán imaginar el alborozo. Total, que a la hora pactada, muy puntuales, nos hicieron entrar a la sala, los asistentes ya muy risueños y con ánimo festivo. Luces fuera, empieza el cortometraje. Se nos muestra la actividad de una ciudad por la noche, probablemente en algún lugar de Estados Unidos. Luego de los créditos, pasamos a la acción: una tienda de discos; dos dependientes despachando a los pocos clientes que quedan; una pequeña discusión entre ellos; un misterioso hombre aparece y deja un paquete a la entrada de la tienda cuando a punto están de cerrar; el protagonista recoge el paquete y se lo lleva a casa; ahí lo abre y descubre que se trata de un vinilo en el que se ha impreso el mensaje de que sólo él lo tiene que escuchar; coloca el vinilo en el plato y… nada, no se escucha nada; pero a la mañana siguiente le ocurren cosas rarísimas, que su tienda de discos está cerrada y que parece haber viajado en el tiempo; comenzará así para él una serie de sucesos que le llevarán a descubrir que hay un vinilo para cada uno de nosotros y que hay que valorar las oportunidades cuando éstas vienen a nosotros. Y así, durante las secuencias del film, los diversos planos que captura la cámara van resolviendo el enigma: los nombres de las bandas que son parte del cartel del Primavera de este año van apareciendo ahí y allá, en los discos que venden en la tienda, en pósteres, en camisetas, en chapitas, en una calcomanía pegada a un coche, en la fachada de algún edificio, en grafitis…

No podía creer lo que estaba viendo, inmediatamente me pareció un concepto buenísimo, un antes y un después en la forma -en principio efímera e intrascendente- en la que se presenta el cartel de un festival y aluciné con el poderío que puede tener una empresa de este tipo para montar semejantes locuras. En la sala, el público aplaudía y gritaba de alegría cada vez que salía un nombre de una banda o artista: Arcade Fire, Queens of the Stone age, Nine Inch Nails, Caetano Veloso, The National, Volcano Choir, Pixies, Foals, Disclosure, entre otros. Me quito el sombrero ante ideas como esta, aunque una crítica sí les puedo hacer: me parece absurdo, ilógico e incoherente que el film esté rodado en Detroit con actores norteamericanos, lo correcto hubiese sido haberla realizado en Barcelona con actores españoles (al menos el director sí es catalán) y subtitularla al inglés porque, no por nada, ¡es en la capital de Cataluña donde se realiza el festival! (¿acaso el film se proyectó en Estados Unidos o siquiera fuera de España? Respuesta: no). Al final se trata simple y llanamente de captar mercado internacional…

Fuera de la sala nos regalaron un poster de Line-Up, a quien venía de prensa se le entregó un pen drive con toda la información necesaria sobre el festival, y la barra seguía siendo libre, por lo que regresé a casa con una monumental borrachera encima, sufrí de cama voladora y la resaca del día siguiente no se la deseo ni a mis peores enemigos.

*Tercero, y por esto se han ganado abucheos, es la primera vez que cobrarán acreditaciones a la prensa para acceder al festival (50 €). Decisión que, imagino, tratará de ahuyentar a blogs amateurs y pequeños medios de comunicación que, supongo, han abusado, abusan y abusarán, de su posición para entrar gratis a todos los sitios (sin duda, es injusto que a todos nos pongan en el mismo saco). De hecho, una reciente entrevista a Gabi Ruiz, principal responsable del Primavera Sound, sugiere que él no se suele llevar muy bien con la prensa y quizá, conjeturo, esta sea una manera de rechazarlos…

Confieso que después de haber visto este asombroso despliegue me dieron ganas de ir al Primavera, eso a pesar de que nunca he ido a un festival en mi vida (no tengo ningún problema en reconocerlo) y a pesar de que el grueso del cartel -a excepción de nombres aislados- me atrae más bien poco. Me interesa más el fenómeno que el producto que ofrecen. Lamentablemente para mí (o no…), no tengo los medios económicos para ir (viáticos) y mucho menos ahora que habrá que pagar aunque seas periodista… en fin, cosas del libre mercado.

El cortometraje Line-Up:


Artículo publicado originalmente en Satélite Media.

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