El gran silencio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas

El silencio, la contemplación, el aislamiento elegido, son casi conceptos revolucionarios en un mundo dominado por la inmediatez, contrarios y ajenos a las corrientes generales y por tanto contraculturales. El CAAC acoge una muestra en torno al recogimiento.

Cuando en 1990 la Junta de Andalucía crea el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), su objetivo, más que la creación de un centro museístico, fue dotar a la comunidad andaluza de un ente que se encargase de la investigación y la promoción de la producción artística contemporánea.

Andado el tiempo, cuando la institución se encontraba a la búsqueda de una sede estable apareció en el horizonte de la Sevilla post-expo la posibilidad de habilitar como centro expositivo parte del monumento que había justificado la propia celebración de la muestra universal, la Cartuja de Santa María de las Cuevas. Es entonces, en 1997, cuando el CAAC asume la gestión de la colección artística de la propia Cartuja y del Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla, tan falto de espacio y proyección en sus antiguas dependencias de la calle Santo Tomás. Se inicia así una nueva etapa que ha traído a la institución a ser lo que es hoy, un centro de referencia en la ciudad y la comunidad.

Para conmemorar los 25 años del CAAC se han celebrado una serie de actos y exposiciones que culminan con la muestra titulada El gran silencio. Esta muestra pretende, recurriendo al silencio, al aislamiento y a la contemplación como hilos conductores, aunar contenido y continente, hablar de un lugar, la antigua cartuja, donde soledad y silencio eran norma, señalando la relación que tienen éstos con la creación contemporánea.

Chto Delat. "Los excluídos. En un momento de peligro", 2014. Videoinstalación.

Chto Delat. «Los excluídos. En un momento de peligro», 2014. Videoinstalación.

Se parte, como primer punto de atención y reflexión, del documental El gran silencio de Philip Gröning (2005). En su momento, gran parte de la crítica la acogió con entusiasmo, muestra de ello es el Gran Premio del Jurado obtenido en el Festival de Sundance. Más sorprendente quizá sea el éxito conseguido en su exhibición comercial, especialmente en Alemania, pero también en otros países europeos. Otra parte de la crítica y del público en cambio mostró su incomprensión hacia una cinta de más de dos horas de duración donde el único elemento argumental es el silencio. Rodada en la Grande Chartreuse, centro de referencia de toda la orden monástica cartujana, retrata la vida cotidiana de los monjes sin guion y sin diálogos. En ciertos elementos del filme pueden encontrarse analogías con la propia creación artística: la necesidad de reflexión, el cuidado del detalle, la incomprensión que en nuestro mundo existe tanto hacia la vida contemplativa como hacia el arte contemporáneo. La plasticidad casi pictórica de las imágenes, los blancos hábitos y sus distintos matices, nos hacen, además, recordar los cuadros que Zurbarán pintara para esta Cartuja que acoge la muestra.

Pepe Espaliú. "El evangelio según San Mateo", 1992. Hierro, 230 x 110 x 25 cm

Pepe Espaliú. «El evangelio según San Mateo», 1992. Hierro, 230 x 110 x 25 cm.

Pero aparte del documental de que toma prestado el nombre, la exposición muestra la obra de varios creadores de primera fila dentro del panorama artístico de las últimas décadas como Tacita Dean, Susan Hiller, Doris Salcedo, Tino Sehgal o Pepe Espaliú. En sus obras se reflexiona sobre el silencio y el aislamiento elegidos como condición para la creación, del silencio impuesto por la propia sociedad o sus instituciones políticas a miles de ciudadanos cuya opinión nadie oye y a nadie le importan, del silencio como condición previa para el sonido ya sea este un arma de poder o su expresión artística, la música. Habla también del último silencio, el definitivo, el silencio de la muerte.

La muestra alberga también una serie de obras creadas para la contemplación y el recogimiento de esta Cartuja de Santa María de las Cuevas cuando era todavía un centro monástico. Pinceles tan reconocidos como los de Vasco Pereira, Lucas Valdés o su padre Juan Valdés Leal, Alonso Cano, Zurbarán o Velázquez y gubias tan reputadas como las de Juan de Mesa y Martínez Montañés, componen un incuestionable elenco de maestros del arte. Es sin duda emocionante volver a ver en estos muros unas obras que fueron creadas para ellos después de un periplo de más de un siglo y medio que las han llevado a distintos centros museísticos.

En un mundo dominado por la inmediatez, la frivolidad y el continuo ruido mediático e informativo, el silencio, la contemplación, el aislamiento elegido, son casi conceptos revolucionarios, contrarios y ajenos a las corrientes generales y por tanto contraculturales, pero también absolutamente necesarios como bálsamo en este mundo enfermo de prisa, de estrés, de insatisfacción. Entrar en ese universo aislado y silente, que aún hoy, a pesar del paso del tiempo, del crecimiento de la ciudad y de los nuevos usos, sigue siendo la Cartuja de Santa María de las Cuevas, y hacerlo para reflexionar sobre el silencio y el aislamiento tiene un cierto poder terapéutico de alto en el camino, de reflexión y de autoconciencia.

La muestra se podrá ver hasta el 7 de febrero del 2016.


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