Gilgamesh en Gálveston

Al subir al ring de boxeo, los hombres guardaban silencio ante la visión de un boxeador no enteramente humano.

Para Luis Aguilar

De tanto buscar la inmortalidad

con el tiempo lo olvidaron, su nombre;

lo aclamaron : gigante de Etiopía.

No se pavoneaba en las calles de Uruk

sino en las de Gálveston; y se cuenta:

al subir al ring de boxeo, los hombres

guardaban silencio ante la visión

de un boxeador no enteramente humano;

su sangre divina no se hizo menos,

su sonrisa de oro lo protegió

como el conjuro de la diosa Inanna;

y sus jabs le dieron el campeonato

de los pesos pesados; de una raza

esclavizada por el blanco, negro,

nunca le permitieron olvidarlo;

dos tercios divino y un tercio humano,

el gigante de Gálveston jamás

nos dejará olvidarlo; es cierto

lo que dicen, es un héroe sumerio

reencarnado en un gladiador de Gálveston.


Gonzalo Trinidad Valtierra es narrador y poeta. Se ha dedicado al periodismo cultural en revistas como MilMesetas y Revés Online. Ha publicado cuentos en revistas y periódicos. Escribe porque lo considera su destino.


Imagen: Untitled (Boxer) (1982) de Jean-Michel Basquiat.

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