Rastrear en la web la estela de Josep “Pasto” Martí, principal figura que se esconde tras el nombre de Cataplàusia, no termina por satisfacer del todo la curiosidad de quien se encuentra enganchado a su debut homónimo (Repetidor disc, 2013), sin duda, una de las grandes revelaciones de la temporada. Encima, las pocas pistas que ofrece el internet sobre este dotado bajista son tramposas, puesto que lo que encontramos en este disco dista mucho de lo que anteriormente ha hecho. Su paso puede perseguirse por conjuntos donde se ha podido ganar la vida, muchos de ellos comandados por Julio Lobos (quien ha acompañado a Manu Chao en giras), como GaiaStalla (banda de rock formada en Barcelona desde 1997), Lone Rhino Club (con repertorio rhythm & blues estándar y grasiento), Los Serruchos (formada en el 2003, quienes sobre todo versionan bandas conocidas de rock), La Brassa D.S.O. (otra banda de versiones), The Walking Stick Man (el grupo blusero de Jordi Llaurens Yñesta), Creedence Tribute Band (formalizada en el 2000), Elsa Benaquel (un crossover entre ritmos blues y los chistes de Eugenio), Blue Tools (otra banda de blues), La Brassa Danz Systm Orkstra (enfocada en versiones bailables y reconocibles para fiestas campechanas de pueblo), y Cosmic Grass (de soul rock). También le encontramos como músico de estudio en dos discos de Delanada (proyecto indie-folk de Javier Molina), en Sonio (la banda alternativa de Daniel Ardura –también en Alado Sincera-, con un álbum publicado –De no estar-, y con un estilo poético, acústico e íntimo, donde también participa Carles Viarnès), Carosones (en homenaje a Renato Carosone, swing, cha-cha-cha, rock ‘n’ roll y mambo italiano), Romi Anauel & Soldiers Of Rá (conjunto de afrobeat que estará de gira por Europa) y en un tema para Alicia Verdú. Hay otras bandas en las que aparece su nombre en la formación como Crazy Blues, The Suitcase Brothers Blues Band, Moya Kalonge, Princess Plan, Passion Relax, Saws, Dan Electro and The Catones… pero apenas existe información relevante acerca de estas agrupaciones. ¡Es que ni siquiera el Myspace de los mismos Cataplàusia de hace unos años se acerca o está a la altura de lo aquí conseguido!
Lo medito y lo concluyo: algo le tuvo que haber pasado a “Pasto” Martí para que se diferenciara tanto en este primer trabajo en donde, según la propia descripción de su promoción, reivindica el legado del rock laietà, estilo practicado en la Cataluña de los años setenta, surgido en los locales de la Vía Layetana de Barcelona, con exponentes como Jaume Sisa, Pau Riba, Oriol Tramvia, Om, Secta Sónica, Orquestra Mirasol, entre otros, quienes fusionaban rock, jazz, folk, funk, progresivo y ritmos mediterráneos como la rumba, permaneciendo al margen del considerado rock catalán establecido de entonces.
Fascinado por su disco y su directo (no perdáis la ocasión de verlo porque su salvaje dominio del bajo es espectacular), y con el objetivo de focalizar la luz ahí donde creo que sólo hay todavía sombras, sostuve una amena charla con Josep Martí.
La Vida Útil: ¿Cómo fue tu acercamiento a la música, qué tipo de formación tuviste y qué te influyó en tus inicios?
Josep “Pasto” Martí: Empecé con la música de jovencito, cuando tenía 15 años. Vengo de un pueblo pequeñito del interior de Cataluña, Capellades, un pueblo curioso de unos cinco mil habitantes. A finales de los 80, cuando era niño, hubo un boom de grupos que cantaban en catalán después de que hubiera pasado un tiempo que no se hizo mucho. De cada pueblo salía al menos un grupo, gente 10 ó 15 años mayores que yo, y entre conciertos decidí que yo quería tocar; también empecé a escuchar a Led Zeppelin, Cream, Hendrix, me gustaba la música de los 60 y 70 de niño. Empecé con el bajo porque tenía un amigo que tocaba la batería y otro la guitarra eléctrica, y alguien que conocía vendía uno, me hizo gracia. A principios de los 80 se fundó el Taller de Músics, el Aula de Música Moderna i Jazz, y ahí empezaron a enseñar otras músicas a parte de la clásica, pero claro, tenías que ir a Barcelona y los niños no podíamos hacerlo. En Esparraguera, una pequeña ciudad cercana a Capellades, abrieron una parte del Conservatorio a la música moderna y al jazz, y a este sitio fuimos a estudiar muchos de los chavales de mi generación de toda el área de las comarcas. Recuerdo a un profesor, Pepe Gómez, que tenía un grupo buenísimo que en los 90 ganaron el Concurso Pop-Rock Villa de Bilbao. Se llaman Alius, iban en la onda de Primus, Jane’s Addiction, la época del crossover; pues este era uno de los profesores que había ahí, por ejemplo. En Esparraguera me enseñaron armonía moderna, bajo eléctrico… Después continué estudiando con un bajista venezolano muy bueno, Óscar Fanega. En Barcelona estudié con Rai Ferrer, uno de los contrabajistas de jazz más importantes aún en activo, y finalmente en los últimos años estuve estudiando con Ignasi Zamora, profesor de la ESMUC. He tenido unos cuantos profesores pero siempre a nivel particular y personal, la única academia ha sido en Esparraguera, a los demás he ido yo a buscarlos, así es como más he aprendido. No soy nada de academias.
LVÚ: ¿Recuerdas especialmente alguna otra banda catalana de las que me hablas?
JPM: Sí. De Igualada salió una banda muy buena, U-tòpics, pioneros del rock en esa región. De hecho han vuelto a tocar recientemente pero no los temas antiguos, sino una música muy interesante, una serie de improvisaciones musicalizando poemas de Perejaume, un artista multidisciplinar importante de aquí. Los recomiendo mucho.
LVÚ: ¿Por qué te llaman “Pasto”?
JPM: Viene desde que estudiaba en Esparraguera. De “Pastito” a “Pastorius” y ahora sólo “Pasto”.
LVÚ: Precisamente te iba a preguntar sobre tus bajistas referentes, ahora que lo dices supongo que Jaco Pastorius es uno de ellos…
JPM: Sí, me gusta Pastorius, es un estilo diferente, tengo muchos de sus discos y me he divertido tocando muchas cosas de él, como el “Teen Town”, por ejemplo; ¡era un desfasado total, qué personal, vaya pasión por la música, qué loco y qué bueno, nunca ha habido un músico así, tío! Ese hombre estaba loco, pobrecito, se notaba la locura en su música, pero la parte positiva también la conseguía sacar. Muy bestia. Otro que tocaba con bajo sin trastes es Mick Karn, el bajista de Japan, mi preferido, que murió hace poco de cáncer, pobrecito. Otro es Percy Jones, que tocó en álbumes de Brian Eno como Another Green World (1975) o Before and After Science (1977). En ellos me he fijado muchísimo. También me van los bajos de Sly Stone, Bill Laswell, Grace Jones, el groove. Bajistas con personalidad…
LVÚ: ¿Has conseguido vivir de la música?
JPM: Sí, hago bolos con diferentes grupos, doy clases de bajo… Es complicado ganarse la vida haciendo música propia, cuesta trascender. Yo llegué a Barcelona buscando faena en los estilos que siempre había tocado, blues, jazz, rock… un poquito de todo. Cosas que me divierten.
LVÚ: Hablando de la música propia, ¿cuándo y cómo surge Cataplàusia?
JPM: Este disco que hemos sacado ahora son unas canciones que estuve componiendo durante estos últimos dos años. Previamente a estas canciones ya había existido un proyecto Cataplàusia que iniciamos hace unos cinco o seis años, ahí por el 2008-2009. Habíamos grabado una pequeña demo, todo en directo, en un estudio en Cardedeu y conseguimos un sonido bastante bueno. Yo ya tenía compuestas algunas canciones desde hacía diez o quince años, con letras en catalán, otras en castellano, una inglés… un conjunto de todo. Gustó a la gente pero, claro, sólo era una maqueta. Con eso hicimos algunas actuaciones en Igualada, en The Lemon Day (un festival de Capellades), en Tarragona, en varios sitios, pero ahí quedó la cosa porque los músicos que estábamos en ese momento haciendo Cataplàusia teníamos otras actividades y no nos acabamos de entender. Entonces decidí continuar solo y grabar las siguientes canciones en una onda totalmente diferente, a mi manera, sin seguir la dirección que habíamos empezado. Grabé yo los bajos, guitarras, teclados y las voces. La batería la delegué a un chaval buenísimo, Andreu Moreno, que conocí de casualidad en una sesión de grabación, un prodigio, y pensé: cuando vaya a grabar algo usaré a este chaval. Y lo usé. El tío se aprendió las canciones en un par de días, en un momento, y fuimos a grabarlo. A partir de ahí construimos el resto de las canciones encima. Este es un batería que toca con la pandilla de Adrià Plana, ese guitarrista tan bueno, chavales que vienen de Solsona, Cardona, Vic, Manresa, de los pueblos… y que vienen a Barcelona a estudiar y se lo comen todo, son los grandes cracks del jazz ahora estos niños, la siguiente generación a la mía. Hemos tenido mucha suerte con los músicos del disco donde está por ejemplo Albert Cirera, el que toca el saxo y la flauta, un crack de cracks en la escena jazz, y también está el percusionista David Faure, el único que es de Barcelona.
LVÚ: ¿Por qué siendo tú el compositor de los temas y prácticamente la única cara visible del grupo, decides publicar este disco como Cataplàusia y no como Josep “Pasto” Martí?
JPM: Es que aquí todos saben que el “Pasto” Martí es un bajista que toca con diferente gente: con los italianos Carosone, con el Lone Rhino Club, con grupos de blues y otras muchas historias. Necesitaba este nombre de guerra para hacer ver a la gente que este es un proyecto y un grupo de verdad, aunque haya habido tanto baile y tantos músicos distintos, porque justo lo que no hay aquí en Barcelona son grupos de verdad ni gente que haga su música de verdad. En Barcelona pasa una paradoja: que en busca de la autenticidad, la gente hace la cosa menos auténtica. Por ponerte un ejemplo, hay mucha gente que son grandes fans del blues de los años 20 ó 30, de Robert Johnson, Howlin’ Wolf, etcétera, pero tú al reproducir eso no estás haciendo lo mismo por mucho amplificador, indumentaria y micrófonos antiguos que tengas y por mucha guitarra de los 40 ó 50 que te hayas comprado en eBay, es igual, tú lo que estás haciendo es lo mismo que un pintor que se va al Prado y copia un cuadro de Velázquez, ¡eso no es un cuadro barroco, eso es una copia de un cuadro barroco pero no un cuadro barroco! Los negros que tocaban blues como esos que te menciono ya no son los mismos negros, han cambiado, son otros negros, y esas clases bajas hacen otras cosas, el hip hop será el blues de hoy en día, o el blues ha mutado en otra cosa que es el hip hop, no sé, pero ya no existe esa música blues; sí existe una raíz, un groove, una constante, pero cambia de forma con el tiempo. Si tú continuas copiando eso ya no es moderno, es antiguo, y eso rompe con el espíritu que había producido ese arte originariamente… Hay músicos que se ofenden cuando les explicas esto. El nombre Cataplàusia es para que digan “hostia, esto es algo diferente”. No se trata del tal “Pasto» Martí Cuartet como hacen los demás, no, esto es un grupo de verdad, aquí lo que importan son las canciones, no que las toque yo o que las toque mi primo o quien sea, la música por delante de todo, la obra de arte, una música para todos. La obra la hace el creador, de acuerdo, pero después la obra va por sí sola, eso es de la gente. Cataplàusia es para el que lo coge como suyo, para el que lo abraza. La música es compartir, aunque sea uno sólo el que la está tocando, si no es así no tiene sentido.
LVÚ: Háblame de algunos temas del disco, por ejemplo “Quién días pasa años moverá”, una de las más locas y la más bailable…
JPM: El riff de bajo lo hice hace como quince años pero nunca había acabado la canción. En un momento lo vi claro, la construí y al final hice la coda que desconcierta un poco porque entran esas guitarras a toda vela, con la distorsión a tope. Al principio es una canción como Madonna o Level 42, muy ochentera, y de golpe es en plan Led Zeppelin. Me gusta mucho, tenía la corazonada de que sería una de las cracks del disco.
LVÚ: Otra pieza es “Veniu!”, donde utilizas el bajo de una manera distinta a esta y un fragmento de una película.
JPM: Sí, quería reproducir el espíritu de algunos filmes que me gustan mucho desde chaval como The Warriors (Walter Hill, 1979), Rumble Fish (Francis Ford Coppola, 1983), The Outsiders (Francis Ford Coppola, 1983), que tienen unas bandas sonoras buenísimas. Hay una parte funky, otra africana, el solo y la resolución. Pensé que era larga pero en directo es una de las que la gente más disfruta, estoy muy orgulloso de esta y representa muy bien el disco y lo que quería explicar en él.
LVÚ: “El mar” es quizá la más diferente del set…
JPM: Todos los músicos que han tocado esta se han enamorado de la canción. Tiene una métrica curiosa, parece un compás de cuatro pero a veces es de seis. Esta, como casi todas, la hice con la guitarra. La mayoría de las veces empiezo sin ningún instrumento, a partir de una idea mental y puede ser cualquier parte de la canción, y de ahí construyo el resto. “El mar” va y viene, es un poema, sólo hay una línea cantada que dice “el mar limpia la ciudad”. Barcelona tiene una playa tan sucia, tío, que es un asco, con esa arena que parece la misma donde cagan los gatos, y el mar limpia lo que puede la ciudad…
LVÚ: “No et toquis” la has grabado en vídeo a modo de single…
JPM: El vídeo forma parte de tres canciones que grabamos en directo en medio del bosque. En breve saldrá el segundo, que será “La descarada”, y “Surt del llit” será el tercero. Lo filmamos una mañana luego de habernos dormido a las tres o cuatro la noche anterior después de un bolo. Fue el 15 de febrero y hacía un frío que pelaba. Muy bestia, con dos cojones ahí, hechos polvo.
LVÚ: En el vídeo toca la guitarra Rober Gómez, con quien compartes el crédito de una de las canciones, “L’escapista”.
JPM: Con Rober he estado mucho estos últimos años, él era el guitarrista anterior con el que grabé la maqueta de Cataplàusia. Rober estuvo de gira casi dos años con The Excitements, una banda de soul de Barcelona, mientras yo estaba con lo de blues. Cuando tenía las canciones las probamos un poco pero él ya estaba metido en otras faenas y no le era muy cómodo venir a trabajar a Barcelona. Estábamos en momentos diferentes de la vida. La música de “L’escapista” la compuso él, yo hice la letra y juntos ordenamos alguna cosa. Rober no estuvo en la grabación. Es la única vez que he añadido letra a una música ya compuesta.
LVÚ: Hasta ahora la formación del grupo ha sido muy cambiante, ¿piensas en una alineación ideal?
JPM: Ahora mismo trabajamos en trío, es un formato que me es muy cómodo y me gusta porque hay espacio para que cada uno meta caña. La formación habrá de estar compenetrada para que haya feeling entre todos. A veces cuando hay más gente se dispersa la concentración. Con “Pacho” (Francisco Frieri, baterista) he quedado incluso antes de montar estas canciones, me entiendo muy bien con él. Héctor Martín (guitarra) es uno de los mejores músicos que hay en Barcelona, de los mejores guitarristas, un chaval tan bueno que vale mucho la pena. Para mí es una maravilla que esté en Cataplàusia, es una de las ilusiones de mi vida, tener un músico que me siga la onda de este modo. Por otro lado, también es más cómodo moverse siendo tres. Sí que me gustaría hacer bolos con más músicos, buscar un cuarto elemento que acabara de ser la cereza que necesitan algunas canciones. Se han de ordenar los astros para que así sea, por el momento estamos tratando de hacer tantos bolos como podamos de esta manera.
LVÚ: Veo que tienes una estrecha relación con Repetidor disc, además de lo ya mencionado, Carles Viarnès toca el theremin en “Bye bye amb acritud”…
JPM: Todos somos de Igualada, nos conocimos desde pequeños. Carles Viarnés es un prodigio de músico de mi generación. Él fue un niño cantor de la Escolanía de Montserrat, canta muy bien, toca el piano y es un maestro del fagot, tocó en la Orquesta Sinfónica del Vallés. Luego se dedicó a hacer contemporánea con theremin y piano. Imagínate, qué elemento. Dani Ardura es el fundador del sello. Surgió como una necesidad, creyó que los discos de su banda, Alado Sincera, estarían mejor ubicados con el esfuerzo de Repetidor que con los de otra gente.Y desde hace unos cinco años han salido músicas buenísimas como Urban Tactus (de C. Viarnès), Duot (que les nombraron como el grupo más destacado de jazz en Cataluña), Ghandi Rules OK, entre otros…
LVÚ: Finalmente, Josep, ¿nos puedes adelantar algo de lo que vas a hacer?, ¿conciertos?, ¿están surgiendo ya nuevas canciones en tu mente, todo un disco nuevo quizá?
JPM: Aún no tengo fechas concretas pero para verano surgirán conciertos. De esto hablaba con mi mujer ayer: que las canciones nuevas se han de empezar a hacer ya. Tengo un montón de ideas, tomo notas, escucho música diferente. En este disco dejé que salieran muchas influencias distintas, no me corté. Me gusta la música intensa de cualquier tipo. El próximo disco será aún más extremo que este, aún más acusado, creo que se van a notar influencias que la gente que me conoce no sabe que tengo. ¡En este sí que voy a darlo todo!
Después de poco más de una hora sigo hablando con Josep. Me cuenta lo mucho que se divierte con los Carosones en los cócteles donde les contratan, que le ronda por su cabeza la idea de que los conciertos con Cataplàusia sean como un programa de radio, sin silencios entre canción y canción, y que estará apoyando al ya mencionado guitarrista Héctor Martín en su proyecto final de carrera, quien presentará un puñado de temas originales. “Va a ser bestial, sus canciones son súper buenas, alucinantes”, me dice emocionado. Con el mismo entusiasmo me comenta que Romi Anauel & Soldiers Of Rá dará de qué hablar porque es una formación con músicos extraordinarios. “No sé cómo me llamaron a mí. Ha sido una suerte increíble entrar en este proyecto”, exclama, pero a mí no me extraña en lo absoluto que hayan acudido a él. Así, entre relatos de sus aventuras, me despido del bueno de “Pasto”, no sin que antes me recomiende un film: “tienes que ver The Devils (1971) de Ken Russell, tío, es una muestra de toda la hipocresía que hay en la iglesia, una película muy actual”. Me la quedo de tarea.
Artículo publicado originalmente en Fac magazine.
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