YOHO. Dúo de percusiones

El álbum contiene cinco piezas, la mayoría centradas en la marimba. Ecléctica selección de compositores: Adi Morag, Roberto Vizcaíno, Nebojša Jovan Živković, Luis Jaime Cortez y Minoru Miki.

YOHO-DISCO-LVÚEsta dupla de jóvenes percusionistas, Yoho, se formalizó en el 2008 entre Alan Montoya Calderón (quien en la actualidad es el maestro de percusiones en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo) y Óscar Samuel Esqueda Velázquez, ganadores ambos ese mismo año del III Concurso de Intérpretes del Conservatorio de las Rosas de Morelia, el primero en la categoría de licenciatura y el segundo en la de bachillerato. Así es como empezaron a hacer buenas migas y conectar intereses. Muy pronto, y como no podría ser de otra manera teniendo en cuenta la notable calidad técnica de ambos, comienzan a verse recompensados por su labor. En el 2009 ganan el primer lugar en el Cuarto Concurso Nacional de Música Ollin Yoliztli y un año después vuelven a arrasar en el Sexto Concurso Nacional de Música de Cámara de la Escuela Superior de Música.

Imparables e imbatibles, apoyados por el Sistema Estatal de Creadores, a través de la emisión 2011 del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Michoacán, este 2013 publican su primera referencia discográfica, titulada sencillamente Yoho. Dúo de percusiones, grabado en la Sala Niños Cantores del mismo conservatorio.

El álbum contiene cinco piezas y dura algo menos de cuarenta y cinco minutos. El repertorio se basa mayoritariamente en la marimba pero también encontramos otros tipos de percusiones. La selección de compositores es muy ecléctica, abriéndose el disco con Octabones del israelita Adi Morag, nacido en 1976 y en activo, cincuenta por ciento de PercaDu, un dúo de percusiones complementado por Tomer Yariv que nos puede servir como claro antecedente para entender formaciones actuales como la que nos ocupa. Como así ocurre en todo el álbum, en Octabones Yoho practica una excelsa dinámica, conjugando tenacidad y delicadeza. El ágil motivo principal del tema aparece al inicio y al final pero la parte central transmite soledad, quietud, fragilidad y cierta acuosidad (sin duda, la marimba goza de una textura tímbrica que suele ser asociada a esta cualidad).

Enseguida Rumba Clave, la única del set que no incluye marimba en su instrumentación sino congas y claves. Su autor es Roberto Vizcaíno, músico cubano residente en Morelia, gran conocido por todos aquellos que han estudiado percusión en el conservatorio de dicha ciudad. Esta pieza de características más bien rítmicas y no melódicas, caribeñas y de orígenes africanos, nos genera pulsaciones que nos hacen seguir la cadencia placenteramente, sin esfuerzo.

Ultimatum II, escrita en 1994 por el serbio Nebojša Jovan Živković (nacido en 1962), es uno de los grandes aciertos registrados en este CD. Es una obra misteriosa y algo serpenteante. Podría formar parte de la banda sonora de una película de suspenso. Por momentos te posee como un sueño febril, haciéndote alucinar, llevándote a un estado cercano a la locura y la psicodelia. Si uno se deja llevar se descubre mirando por detrás de la espalda. ¿Ha sido eso una sombra? No, tan sólo lo ha sugerido la marimba.

La presencia mexicana, y aún más concretamente la michoacana, está representada por Luis Jaime Cortez (también nacido en 1962), el que fuera director del Centro Nacional de Investigación Musical del INBA, ex secretario de Cultura, actual rector del Conservatorio de las Rosas y autor de, entre otras muchas obras, la ópera Luna que este mismo año ha sido editada en disco compacto, de quien se interpreta aquí Fractalis, una magnética y un tanto obsesiva pieza que apenas deja tiempo a respirar, transportándonos a un espacio donde no parece existir el tiempo.

Finalmente Marimba Spiritual, obra escrita entre 1983 y 1984 por el compositor japonés Minoru Miki (1930 – 2011) en respuesta a la ola de hambruna –tristemente, una de tantas- que azotó a África en la década de los ochenta, sensibilizado y concienciado debido a su propia experiencia luego de vivir en su infancia las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Original para marimba solista y trío de percusionistas, la obra se compone por dos partes: la primera, reflexiva, simboliza un estático réquiem; la segunda, la cual estalla al clamor de un grito de los intérpretes, es intensa y funciona como una vehemente metáfora de la resurrección. Los ejecutantes la abordan con maestría y logran conseguir la impresión e impacto en el oyente.

Sobresaliente trabajo el de Yoho, una verdadera pena que este tipo de productos no encuentren una distribución a la altura de sus artistas implicados, deprimente reflejo del estado en el que se encuentra el interés por la cultura en México. El diseño del álbum, a cargo de Iván Sterling, está realizado con buen gusto y originalidad. En el folleto me sobra tanto agradecimiento (¡página y media!) y echo en falta información más detallada de la trayectoria de los instrumentistas, los autores y las obras, ya que prácticamente no se ha añadido ninguna, meras formalidades que no ensombrecen el contenido. Deseo sinceramente que el recorrido discográfico de Yoho se dilate. Por lo mientras ya han entregado este, suerte la nuestra.


Artículo publicado en Satélite Media.

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